¿Qué significa la frase célebre "Y si alguna persona se entremete en mi causa, requiero que ellos juzguen lo mejor. Y así tomo mi partida del mundo y de todos ustedes, y cordialmente les pido que recen por mí. Oh Señor ten misericordia de mí, a Dios encomiendo mi alma."?

¿Qué quiso decir Ana Bolena con su última frase?

Ana Bolena fue una de las esposas del rey Enrique VIII de Inglaterra y fue ejecutada por cargos de adulterio, incesto y alta traición. Antes de su muerte, Ana pronunció una frase que ha sido objeto de mucha especulación: "Y si alguna persona se entremete en mi causa, requiero que ellos juzguen lo mejor. Y así tomo mi partida del mundo y de todos ustedes, y cordialmente les pido que recen por mí. Oh Señor ten misericordia de mí, a Dios encomiendo mi alma."

Contexto histórico

Para entender el significado de la frase de Ana Bolena, es importante conocer el contexto histórico en el que se encontraba. Ana Bolena fue acusada de adulterio y alta traición luego de que su esposo, Enrique VIII, se enamorara de otra mujer, Jane Seymour. Enrique VIII quería divorciarse de Ana Bolena y casarse con Jane Seymour, pero la Iglesia Católica no le permitía el divorcio. Por lo tanto, Enrique VIII decidió romper con la Iglesia Católica y fundar la Iglesia Anglicana, de la cual él mismo era el líder.

En este contexto, Ana Bolena se convirtió en una figura política peligrosa. Ella había sido una de las principales defensoras de la reforma religiosa y tenía muchos enemigos políticos. Cuando se la acusó de adulterio y alta traición, fue juzgada por un tribunal compuesto por sus enemigos políticos y condenada a muerte.

Significado de la frase

La frase de Ana Bolena es una despedida emotiva que refleja su resignación ante su inminente ejecución. En la primera parte de la frase, Ana pide a cualquier persona que se involucre en su caso que juzgue lo mejor. Es posible que Ana estuviera tratando de decir que su inocencia o culpabilidad debería ser juzgada por la historia o por Dios, en lugar de por sus enemigos políticos.

En la segunda parte de la frase, Ana se despide de aquellos que la rodean y les pide que recen por ella. Esta es una práctica común en la época, ya que se creía que las oraciones podían ayudar a las personas a pasar al otro lado. Ana también encomienda su alma a Dios, lo que sugiere que está preparada para enfrentar su muerte.

En resumen, la frase de Ana Bolena es una despedida emotiva que refleja su resignación y aceptación de su destino. También puede ser vista como una crítica sutil a sus enemigos políticos y una afirmación de su inocencia.